El mate es probablemente una de las pocas herencias vivas que aún conservamos de nuestros antecesores indígenas. Tanto en Uruguay, como en Argentina, Paraguay y el sur de Brasil, el mate juega un rol esencial en la vida de sus habitantes, sin importar edad o estrato social.
No siempre se llamó mate. Originalmente era denominado “caiguá” por los indios guaraníes en Paraguay. El término mate proviene de “mati”, palabra quechua, que significa calabaza.
La leyenda indígena acerca de su origen relata que una vez que se establecieron los guaraníes, logrando un cierto dominio de las tierras, un dios llamado Pa’i Shume descendió del cielo para mostrar su satisfacción con el desenvolvimiento de los indígenas. Supuestamente, el dios compartió su sabiduría divina, y reveló secretos medicinales y propiedades curativas de las plantas nativas. Uno de los secretos más importantes era el modo de preparación de las hojas del árbol de Yerbamate, que garantizaban salud, vitalidad y longevidad.
Los conquistadores no tardaron en catalogar a la bebida como una “hierba del demonio” por desconocer los efectos que esta tenía, y como una infusión para haraganes, ya que veían que quienes lo consumían pasaban largas horas bebiéndolo. Intentaron erradicarlo, pero como notarán, perdieron la batalla.
Hoy en día, el mate representa un en elemento de unión entre clases sociales, por ser un factor común de consumo entre la mayoría de los habitantes; y lejos de desaparecer, se posiciona cada vez más firme con cada generación entrante.
Es común la infusión de mate tereré dentro del Paraguay, en el cual se ceba con agua fría y hierbas como menta, cedrón, de limón, etc. Se dice que su origen se remonta a la guerra que Paraguay emprendió en contra de Bolivia, donde no se podía prender el fuego para calentar el agua para no ser avistados por los enemigos.
El chimarrão es el mate consumido en el sur brasileño, cuyo sabor difiere del resto por utilizar yerba brasileña, que posee un estacionamiento y secado muy diferente respecto a los tiempos y procesos de las yerbas uruguayas o argentinas.
• Brinda energía al cuerpo
• Estimula la actividad mental
• Ayuda a la pérdida de peso
• Limpia el colon
• Efectos diuréticos
• Acelera proceso de curación
• Calma el stress
• Aliviana alergias
• Fortalece el sistema inmunitario
• Retrasa envejecimiento
• Previene enfermedades
• Alarga la vida (por algo, la esperanza de vida en Uruguay se extiende hasta los 75 años)
Calentar agua en una caldera sin que llegue a hervir (70 a 80 grados centígrados).
Colocar la yerba sobre un costado del mate (3/4 partes del recipiente), y echar agua fría en el espacio que queda vacío. Dejar que hinche la yerba. Dar pequeños golpecitos al recipiente para que salga el aire más rápido.
Una vez humedecida la yerba, se coloca la bombilla sobre el costado vacío. Se debe tapar la parte de arriba de la bombilla con el dedo, hasta que esta llegue lo más adentro posible del mate.
Verter el agua caliente en el costado humedecido del mate.
El primer mate resultará muy fuerte, pero con el progreso de la actividad irá tomando un gusto más placentero.
Se le puede agregar azúcar y/o hierbas como menta o cáscara de limón. También es común, en algunas zonas de Argentina, darle mate con leche a los niños.
Antiguamente, el hombre de campo no podía mantener contacto alguno con su enamorada hasta no consumar el casamiento. Gracias a esto, se confeccionó un lenguaje simbólico que utilizaban las mujeres para dar a entender sus intenciones a los pretendientes, ya que no se podía hablar a solas. El mensaje estaba determinado según la cebadura del mate. Entre ellos: